La ingesta adecuada de carbohidratos es esencial para asegurar las reservas adecuadas de glucógeno y la disponibilidad de carbohidratos para alimentar la actividad. La mayoría de los carbohidratos deben consistir en fuentes de carbohidratos ricos en nutrientes que incluyan vitaminas y minerales, como legumbres, verduras, frutas y cereales integrales. Sin embargo, los carbohidratos simples y bajos en fibra juegan un papel importante en el suministro de fuentes de combustible fácilmente digeribles inmediatamente antes de los eventos deportivos y para la rápida reposición de glucógeno durante la recuperación (Kerksick et al., 2018).
Glucosa y Azúcar en la Sangre
Una vez que se consumen los carbohidratos, hay un aumento correspondiente en los niveles de azúcar en la sangre a medida que la glucosa ingresa al torrente sanguíneo. Los carbohidratos simples que se consumen solos, como los azúcares simples que se encuentran en los jugos, las bebidas deportivas y los dulces, se absorben más rápidamente que los carbohidratos complejos y, por lo tanto, conducen a un aumento rápido de los niveles de glucosa. Los carbohidratos complejos (almidones en cereales integrales, verduras con almidón, legumbres y verduras) se digieren más lentamente y se asocian con un aumento más lento de los niveles de glucosa. Una tasa más lenta de entrada de glucosa y un aumento más lento de los niveles de glucosa pueden proporcionar una fuente de energía más sostenida en comparación con un aumento rápido.